La Alameda de Hércules se encuentra en la zona norte del distrito de Casco Antiguo y de lo que fue la urbe amurallada medieval y cerca del paseo de Juan Carlos I, la dársena del río y de barrios con tanto renombre y solera como son el de San Lorenzo, Feria o el barrio de la Macarena.
En una bonita leyenda, que sitúa en el año 584, el origen del espacio que después llegaría a ser la Alameda. Por su puesto, este hecho no está documentado. Leovigildo se proclamó rey visigodo tras la muerte de su hermano. Su hijo Hermenegildo se convirtió al cristianismo y al año siguiente se autoproclamó rey de la ciudad. sublevándose a su padre. Leovigildo hizo cambiar el paso del agua del brazo menor del Guadalquivir que pasaba por la Alameda de Hércules a fuerza de obstaculizar su paso y así cortar el suministro de agua a la ciudad. Con esta leyenda el espacio que hoy conocemos como la Alameda, queda como unos terrenos desecados y con cotas mas bajas que el resto de la zona.
Lo cierto de todo ello es que fue un brazo del Guadalquivir, espacio extramuro hasta la construcción de la muralla almorávide en el S. XII, momento en el que se debió de desecar. Aunque la mayor parte del agua de la zona vertían hacia allí y a través de un husillo esta iba a parar al río.
Por su condición de espacio de cota baja y sin urbanizar, hacian que se acumulase las aguas residuales y las de lluvia y por ello fue conocida en el S. XIII por la Laguna o la Laguna de Feria por la cercanía al barrio del mismo nombre.
En 1574 Francisco Zapata y Cisnero, conde de Baraja y asistente de Sevilla, ordena la urbanización de la zona, con la plantación, entre otros de álamos. Por esa circunstancia es por entonces conocida como "La Alameda" hasta entrado el S. XIX. Entre 1830 y 1860 se la conoce como la Alameda Vieja, para diferenciarla de la que se había formado tras la urbanización del actual paseo de Cristobal Colon.
En 1845 es cuando recibe la denominación oficial de Alameda de Hércules, nombre que perdura hasta nuestros días. Toma el nombre en referencia a las esculturas que rematan sobre las columnas, una de las cuales encontramos al héroe mitológico y según la leyenda fundador de la ciudad.
Estas columnas montadas en la zona meridional de la Alameda en el 1575 en modo de entrada a esta, fueron traídas del templo romano de la calle Mármoles y sobre ellas se colocaron las esculturas de Hércules, fundador de la ciudad y de Julio César a quien se le atribuye la renovación urbana de Hispalis. Ambas esculturas fueron realizadas por Diego Pesquera.
El Cabildo Municipal hizo grabar en los pedestales unas inscripciones latinas, resaltando que ambas esculturas son dedicadas a Carlos V y Felipe II, a quienes compara, respectivamente, con el mítico personaje y con el dictador romano. La columna de Hércules es dedicada a Carlos V y dice: "... que mucho más allá de las columnas de Hércules, dilatada su gloria por el nuevo mundo, terminó su imperio con el océano, su fama con el cielo...". Hay una segunda inscripción dedicada a Conde de Barajas, como artífice de la urbanización de la zona y montaje de las columnas.
La de Julio César está dedicada a Felipe II que como aquel contribuyó a la reforma urbana de Sevilla, "... y dadas de nuevo ilustres leyes municipales, ha aumentado y ennoblecido esta ciudad, como Óptimo Príncipe, y de esta Romulense Colonia restaurador...". Hay también una segunda inscripción, esta en castellano, que se limita a dar fe que la obra fue realizada en 1574, reinando Felipe II, siendo asistente de la ciudad el Conde de Barajas y obrero mayor Juan Díaz Jurado.
Entre los años 1764-65, siendo asistente de la ciudad Ramón de Larumbe, se produce una profunda remodelación, con el montaje de tres nuevas fuentes, la reposición del arbolado, nuevos asientos y alcantarillas y la colocación en el frente norte de dos nuevas columnas, buscando la similitud geométrica con el lado sur, en las que se erigieron dos esculturas de leones y en sus manos el escudo de España y el de Sevilla.
De nuevo se mandó a grabar dos lápidas una en cada columna, en la que se explican las obras por entonces realizadas. La de la derecha da fe de la nueva cañería que desde la fuente del Arzobispo surte de agua a la Alameda y la de la izquierda explica las operaciones de reurbanización realizadas en la Alameda.
En 1801 se realizaron una nueva reforma, menos vistosa pero más higiénica para la ciudad y para la Alameda. Se cerraron las zanjas que recibían las aguas y escombros y se construyó una gran cloaca.
Hasta mediados del S. XIX la Alameda de Hércules era de mayor dimensiones, hasta que se realizan una serie de reformas urbanísticas, Entre las reformas realizadas, se destaca la que llevadas a cabo por el arquitecto municipal Balbino Marrón en 1857 que percibía una Alameda más o menos rectangular. Fruto de su reforma crea nuevas manzanas de viviendas alrededor y con ello la formación de nuevas calles, por ejemplo la calle Belén o la prolongación de algunas existentes, como por ejemplo la calle Lumbreras. Además deja aislada y fuera del espacio de la Alameda la capilla del Carmen de Calatrava, que hasta entonces había formado parte de ella.
En 1852 se manda a retirar las fuentes montadas bajo los mandatos del Conde de Baraja y Larumbe y se monta, en el extremo norte, la Pila del Pato, traida desde la Plaza de San Francisco y hasta que en 1942 fue llevada al Prado de San Sebastián. En 1876 se limpian las columnas de Hércules y Julio César y se les colocan rejas y diez años después se monta las rejas alrededor de las columnas que soporta a los leones.
Todas las reformas hasta ahora habían sido realizadas mantenido la ordenación del espacio de la Alameda como una sola unidad, tanto en su sentido longitudinal, como en el latitudinal sin el paso de vehículos a través de ella. Hasta que en 1936 se fragmenta con la prolongación de las calles Belén y Santa Ana, dejando la Alameda dividida en tres fragmentos. En la reforma de 2007, que es la que conocemos hoy día, se vuelve a considerar la Alameda como una sola unidad totalmente peatonal.
Fruto de esta última remodelación, además del ya hablado arbolado y las columnas, nos encontramos a lo largo de todo el paseo de la Alameda de Hércules varias fuentes. Se componen de un mosaico de azulejos realizado a ras del suelo con surtidores que se abren y vierten el agua de dos formas distintas, por dispersión y vertiendo un chorro vertical, obra de Elías Torres. Buscando la sombra del arbolado, encontramos bancos de líneas geométricas realizado mediantes placas de hormigón pintadas en tono albero. Se componen de varias plataformas de asiento con respaldos dispuestos irregularmente, creando composiciones geométricas.
Son pocas las referencias que se tienen de la pavimentación de la Alameda de Hércules. Hasta el S. XIX los caminos eran enarenado, sobre para la celebración de las veladas de San Juan y San Pedro. En 1868 se enpedró el tramo comprendido entre las calle Santa Ana y los Hércules. En 1901 se adoquinó el tramo comprendido entre Trajano, Amor de Dios y los Hércules, para el paso del tranvía. Con posterioridad se adoquinó el resto de la calzada y en 1970 se asfaltó. Hasta el 2007, donde se llevó a cabo la última reforma, donde se encuentra tal y como la conocemos hasta nuestros días, la Alameda de Hércules estaba pavimentada con albero y en su parte central veíamos una losa de hormigón fruto del abandono del primer proyecto del metropolitano de Sevilla.
La edificación alrededor de la Alameda de todo los tiempos era la casa popular de dos plantas. Hoy, como ocurre con el resto del casco antiguo, se da paso a edificar nuevas viviendas multifamiliares de cinco plantas con otras del S. XVIII, XIX y XX. Cabe destacar la casa nº 22 esquina a calle Santa Ana, del S. XVIII, hoy restaurada y convertida en hotel.
También merece mención la casa nº 93 esquina a la calle Barco. Entre las pilastras vemos la fecha de su construcción (1698). Es una casa de dos plantas y ático con arcos de medio punto, restaurada como viviendas multifamiliares.
Pero sin duda la casa que mas interés despierta, es la llamada Casa de las Sirenas. Ocupa la manzada formada por las calles, Arias Montano, Jesús del Gran Poder, Recreo y la propia Alameda de Hércules.
Se construyó en uno de los terrenos adquirido por Lázaro Férnandez de Ángulo, Marqués de Esquivel, fruto de la alineación y reurbanización llevadas a cabo en el 1857 y construido por el arquitecto Joaquín Fernández Ayarragaray entre los años 1861 y 1864. Palacete romántico de influencia francesa, de estilo único en la ciudad. Después de ser abandonada y saqueada durante los últimos años del S XX. fue adquirida por el Ayuntamiento de Sevilla, restaurado y en la actualidad es sede del centro cívico de igual nombre
Paseando por la Alameda de Hércules, en la estremo norte, vemos al conjunto escultórico formado por estas tres esculturas dedicadas a la Niña de los Peines, a Manolo Caracol y a Chicuelo. Es sorprendente como estos tres monumentos han llegado hasta allí.
La primera que vamos a ver es el retrato en bronce de Pastora Pavón, "Niña de los Peines". Es una figura de medio cuerpo, envuelta en un mantón en actitud de iniciar un cante. Es un retrato de características académicas, ya que se trata de un retrato idealizado de la homenajeada. Se alza sobre pedestal de mármol.
Este monumento fue realizado por Antonio Illanes Rodríguez, con el patrocinio de Radio Sevilla, siendo inaugurado en 1968. Se encontraba en el ensanche de la calle Calatrava. Desde ese mismo año se convirtió en el escenario de numerosos homenajes en honor de la Niña de los Peines. Poseía un original pedestal de hormigón decorado con los palos que dominaba la artista en letras de bronce. En 2003 se encontraba sobre un nuevo pedestal vallado con una verja de hierro. Fue retirado con motivo de la remodelación de la Alameda hasta que en 2009 fue instalado en la ubicación actual sobre nuevo pedestal.
La segunda es una escultura realista realizada en bronce que representa a Manolo Caracol sentado, en clara actitud de iniciar un cante. En el plano frontal del monumento, el escultor traza el relieve de una guitarra entre las piernas del cantaor. El monumento se alza sobre un pedestal cuya forma reproduce la base de la escultura.
Surge de una propuesta del crítico flamenco José Antonio Blázquez. Fue
inaugurada en 1991 situada frente a las columnas de Hércules. En 2005, con
motivo de las obras de reurbanización de la Alameda, fue retirada y permaneció en
los jardines de la Casa de las Sirenas, centro cívico de la Alameda, hasta mayo de
2009 en que fue recolocada en su ubicación actual sobre un pedestal nuevo. Su autor es Sebastián Santos Calero.
El tercer homenajeado es Manuel
Jiménez Chicuelo justo en el momento de ejecutar una "chicuelina",
lance creado por él.
Escultura realizada en bronce por Alberto Germán Franco, se alza sobre pedestal cilíndrico de piedra donde
se inseta un relieve en bronce con escenas y paisajes alusivos a la
biografía del homenajeado: el puente de Triana, la Plaza de la
Maestranza o la propia Alameda de Hércules. En total el conjunto
mide más de tres metros de altura.
Este monumento fue sufragado por la Fundación Caja Rural del Sur. Fue inaugurada el 21 de julio de 2009 contando con la asistencia del propio autor.
Ya para finalizar veremos una vista aérea de una de las fuentes que forman hoy la Alameda. En ella aparecen dos fechas, 1574, cuando se llevó a cabo la primera reurbanización de la zona y la de 2007, fecha prevista la inauguración de la reurbanización diseñada por el arquitecto Elías Torres. Curisoamente se inauguró un año después.
Y de estas imágenes de como es la Alameda de Hércules hoy en día
Estas columnas montadas en la zona meridional de la Alameda en el 1575 en modo de entrada a esta, fueron traídas del templo romano de la calle Mármoles y sobre ellas se colocaron las esculturas de Hércules, fundador de la ciudad y de Julio César a quien se le atribuye la renovación urbana de Hispalis. Ambas esculturas fueron realizadas por Diego Pesquera.
El Cabildo Municipal hizo grabar en los pedestales unas inscripciones latinas, resaltando que ambas esculturas son dedicadas a Carlos V y Felipe II, a quienes compara, respectivamente, con el mítico personaje y con el dictador romano. La columna de Hércules es dedicada a Carlos V y dice: "... que mucho más allá de las columnas de Hércules, dilatada su gloria por el nuevo mundo, terminó su imperio con el océano, su fama con el cielo...". Hay una segunda inscripción dedicada a Conde de Barajas, como artífice de la urbanización de la zona y montaje de las columnas.
La de Julio César está dedicada a Felipe II que como aquel contribuyó a la reforma urbana de Sevilla, "... y dadas de nuevo ilustres leyes municipales, ha aumentado y ennoblecido esta ciudad, como Óptimo Príncipe, y de esta Romulense Colonia restaurador...". Hay también una segunda inscripción, esta en castellano, que se limita a dar fe que la obra fue realizada en 1574, reinando Felipe II, siendo asistente de la ciudad el Conde de Barajas y obrero mayor Juan Díaz Jurado.
Entre los años 1764-65, siendo asistente de la ciudad Ramón de Larumbe, se produce una profunda remodelación, con el montaje de tres nuevas fuentes, la reposición del arbolado, nuevos asientos y alcantarillas y la colocación en el frente norte de dos nuevas columnas, buscando la similitud geométrica con el lado sur, en las que se erigieron dos esculturas de leones y en sus manos el escudo de España y el de Sevilla.
De nuevo se mandó a grabar dos lápidas una en cada columna, en la que se explican las obras por entonces realizadas. La de la derecha da fe de la nueva cañería que desde la fuente del Arzobispo surte de agua a la Alameda y la de la izquierda explica las operaciones de reurbanización realizadas en la Alameda.
En 1801 se realizaron una nueva reforma, menos vistosa pero más higiénica para la ciudad y para la Alameda. Se cerraron las zanjas que recibían las aguas y escombros y se construyó una gran cloaca.
Hasta mediados del S. XIX la Alameda de Hércules era de mayor dimensiones, hasta que se realizan una serie de reformas urbanísticas, Entre las reformas realizadas, se destaca la que llevadas a cabo por el arquitecto municipal Balbino Marrón en 1857 que percibía una Alameda más o menos rectangular. Fruto de su reforma crea nuevas manzanas de viviendas alrededor y con ello la formación de nuevas calles, por ejemplo la calle Belén o la prolongación de algunas existentes, como por ejemplo la calle Lumbreras. Además deja aislada y fuera del espacio de la Alameda la capilla del Carmen de Calatrava, que hasta entonces había formado parte de ella.
En 1852 se manda a retirar las fuentes montadas bajo los mandatos del Conde de Baraja y Larumbe y se monta, en el extremo norte, la Pila del Pato, traida desde la Plaza de San Francisco y hasta que en 1942 fue llevada al Prado de San Sebastián. En 1876 se limpian las columnas de Hércules y Julio César y se les colocan rejas y diez años después se monta las rejas alrededor de las columnas que soporta a los leones.
Todas las reformas hasta ahora habían sido realizadas mantenido la ordenación del espacio de la Alameda como una sola unidad, tanto en su sentido longitudinal, como en el latitudinal sin el paso de vehículos a través de ella. Hasta que en 1936 se fragmenta con la prolongación de las calles Belén y Santa Ana, dejando la Alameda dividida en tres fragmentos. En la reforma de 2007, que es la que conocemos hoy día, se vuelve a considerar la Alameda como una sola unidad totalmente peatonal.
Fruto de esta última remodelación, además del ya hablado arbolado y las columnas, nos encontramos a lo largo de todo el paseo de la Alameda de Hércules varias fuentes. Se componen de un mosaico de azulejos realizado a ras del suelo con surtidores que se abren y vierten el agua de dos formas distintas, por dispersión y vertiendo un chorro vertical, obra de Elías Torres. Buscando la sombra del arbolado, encontramos bancos de líneas geométricas realizado mediantes placas de hormigón pintadas en tono albero. Se componen de varias plataformas de asiento con respaldos dispuestos irregularmente, creando composiciones geométricas.
Son pocas las referencias que se tienen de la pavimentación de la Alameda de Hércules. Hasta el S. XIX los caminos eran enarenado, sobre para la celebración de las veladas de San Juan y San Pedro. En 1868 se enpedró el tramo comprendido entre las calle Santa Ana y los Hércules. En 1901 se adoquinó el tramo comprendido entre Trajano, Amor de Dios y los Hércules, para el paso del tranvía. Con posterioridad se adoquinó el resto de la calzada y en 1970 se asfaltó. Hasta el 2007, donde se llevó a cabo la última reforma, donde se encuentra tal y como la conocemos hasta nuestros días, la Alameda de Hércules estaba pavimentada con albero y en su parte central veíamos una losa de hormigón fruto del abandono del primer proyecto del metropolitano de Sevilla.
La edificación alrededor de la Alameda de todo los tiempos era la casa popular de dos plantas. Hoy, como ocurre con el resto del casco antiguo, se da paso a edificar nuevas viviendas multifamiliares de cinco plantas con otras del S. XVIII, XIX y XX. Cabe destacar la casa nº 22 esquina a calle Santa Ana, del S. XVIII, hoy restaurada y convertida en hotel.
También merece mención la casa nº 93 esquina a la calle Barco. Entre las pilastras vemos la fecha de su construcción (1698). Es una casa de dos plantas y ático con arcos de medio punto, restaurada como viviendas multifamiliares.
Pero sin duda la casa que mas interés despierta, es la llamada Casa de las Sirenas. Ocupa la manzada formada por las calles, Arias Montano, Jesús del Gran Poder, Recreo y la propia Alameda de Hércules.
Se construyó en uno de los terrenos adquirido por Lázaro Férnandez de Ángulo, Marqués de Esquivel, fruto de la alineación y reurbanización llevadas a cabo en el 1857 y construido por el arquitecto Joaquín Fernández Ayarragaray entre los años 1861 y 1864. Palacete romántico de influencia francesa, de estilo único en la ciudad. Después de ser abandonada y saqueada durante los últimos años del S XX. fue adquirida por el Ayuntamiento de Sevilla, restaurado y en la actualidad es sede del centro cívico de igual nombre
Paseando por la Alameda de Hércules, en la estremo norte, vemos al conjunto escultórico formado por estas tres esculturas dedicadas a la Niña de los Peines, a Manolo Caracol y a Chicuelo. Es sorprendente como estos tres monumentos han llegado hasta allí.
La primera que vamos a ver es el retrato en bronce de Pastora Pavón, "Niña de los Peines". Es una figura de medio cuerpo, envuelta en un mantón en actitud de iniciar un cante. Es un retrato de características académicas, ya que se trata de un retrato idealizado de la homenajeada. Se alza sobre pedestal de mármol.
Este monumento fue realizado por Antonio Illanes Rodríguez, con el patrocinio de Radio Sevilla, siendo inaugurado en 1968. Se encontraba en el ensanche de la calle Calatrava. Desde ese mismo año se convirtió en el escenario de numerosos homenajes en honor de la Niña de los Peines. Poseía un original pedestal de hormigón decorado con los palos que dominaba la artista en letras de bronce. En 2003 se encontraba sobre un nuevo pedestal vallado con una verja de hierro. Fue retirado con motivo de la remodelación de la Alameda hasta que en 2009 fue instalado en la ubicación actual sobre nuevo pedestal.
La segunda es una escultura realista realizada en bronce que representa a Manolo Caracol sentado, en clara actitud de iniciar un cante. En el plano frontal del monumento, el escultor traza el relieve de una guitarra entre las piernas del cantaor. El monumento se alza sobre un pedestal cuya forma reproduce la base de la escultura.
Este monumento fue sufragado por la Fundación Caja Rural del Sur. Fue inaugurada el 21 de julio de 2009 contando con la asistencia del propio autor.
Ya para finalizar veremos una vista aérea de una de las fuentes que forman hoy la Alameda. En ella aparecen dos fechas, 1574, cuando se llevó a cabo la primera reurbanización de la zona y la de 2007, fecha prevista la inauguración de la reurbanización diseñada por el arquitecto Elías Torres. Curisoamente se inauguró un año después.
Y de estas imágenes de como es la Alameda de Hércules hoy en día